El pasado jueves y, por primera vez en Madrid, se celebró en los salones del Hotel Villamagna uno de los eventos más importantes del año en lo que se refiere a la variedad y calidad de los destilados presentes: WHISKY LIVE MADRID 2009. Nueva York, Londres, Tokio, París habían sido las anteriores sedes de esta mini feria.
Quizá no estuvieran todos los puros maltas, ni siquiera los mejores o más afamados, sin embargo, la aportación de varios grandes whiskies blended, así como los digamos “de autor”, unidos a la amplia variedad de de ginebras hábilmente mezcladas en cócteles insólitos por el barman Ángel San José, han hecho del acto algo educativo, divertido y, en muchos casos, sorprendente.
Espacios gastronómicos en los que se podían probar los sushis cónicos llamados temaki preparados por una amable sushigirl del restaurante Miyama, abanico de mágníficos panes de Viena La Baguette, quesos de Kerrygold, patés de perdiz, ciervo, avestruz y morcilla de la prestigiosa marca La Real Carolina de Jaén y originales crepes de queso y salmón con palo tipo “polo” de Creppalette, hicieron de complemento a la potente bebida.
Whiskies japoneses como los Yamakazi, batiéndose en duelo con los clásicos escoceses como Aberfeldy, Bowmore, Dewar’s, Glenfidich, Isle of Jura y su nueva colección “Paps of Jura”, Macallan, Tomatin. Por su parte, Glenfarclass llegó con una valiosa muestra de sus whiskies más emblemáticos y Macallan con los mismos magníficos perros, con distintos collares: etiquetas de colores (Me parecían más elegantes las antiguas blancas). Interesante MasterMalt: una escuela de cata e iniciación a los “Single Malt”.
Curiosos y premiados los Compass Box hechos por el ex director de marketing de Johnnie Walker, John Glasser y su Orangerie, que como su nombre indica tiene un notable aroma a naranja, junto a la producción de la destilería más pequeña de Escocia llamada Edradour. Y en el mismo campo de batalla, los destilados segovianos de DYC aguantando el tipo sin arrugarse: muy elegantes y recomendables el “Pura Malta” y el “50 Aniversario” de la bodega española.
Catas dirigidas, llamadas en este mundillo “Master Classes” y “Brand Ambassadors”, o representantes de una determinada marca en España, conformaron un acto muy interesante y exitoso.
Las únicas pegas, quizá el exceso de asistentes a partir de las 6 de la tarde -por otra parte normal en este tipo de actos- y que no funcionaba el aire acondicionado de la sala y, por lo que puede comprobar, tampoco de ninguna de las partes comunes del hotel.
Un notable para expositores y organización y un fallo poco perdonable, debido a su categoría teórica, para el Hotel Villamagna.