Suscríbete a
ABC Premium

patrimonio

Turistas en la Semana Santa de Córdoba: «Esperábamos mucha gente, pero no un ambiente hasta este punto»

Un casco histórico repleto de gente alcanza uno de los picos más altos de afluencia de visitantes en la temporada alta

El ambiente del turismo este Jueves Santo en Córdoba, en imágenes

Visitantes este Jueves Santo en las inmediaciones de la Mezquita-Catedral de Córdoba valerio merino

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Unir el mes de abril con la Semana Santa cordobesa se traduce como uno de los picos de asistencia turística más concurridos del año, quizá el que más salvo algunos fines de semana de mayo, los únicos que podrían rivalizar gracias al buen tiempo y los patios con el actual atractivo de la ciudad unido al trasiego de pasos y nazarenos por las estrechas calles del casco histórico. cuya angosta arquitectura parece ceñirse aún más por la cantidad de gente que las recorre.

Es el momento del año en el que los turistas ya se reparten incluso por otros barrios como San Agustín o Santa Marina, teniendo al Palacio de Viana como foco atractor. Suponen un alivio para una Judería repleta desde por la mañana, y aún queda la muchedumbre de la tarde y la noche al compás de los tambores. Con un tiempo mucho más benigno de lo que en algún momento indicaron las aplicaciones del tiempo, a las que habrá que introducirles un curso de cabañuelas para mayor precisión, la ciudad ofrece una temperatura agradable aunque los cielos estén cubiertos. La amenaza de lluvia quedó atrás, al menos hasta el domingo.

Entre San Agustín y la Piedra Escrita han proliferado alojamientos y pisos turísticos. Un grupo de seis amigos de mediana edad desayunan en una cafetería ya pasadas las once y media. El acompañamiento de las tostadas deja ya claro que han venido a jugar: cervezas en lugar de café. El día anterior estuvieron viendo procesiones hasta tarde, tanto por la zona de la Puerta de Almodóvar como por la calle de la Feria. Alberto, Sonia, Andrés, Laura, Sergio y Cristina vienen de Madrid. Su intención en principio era ir a Córdoba, Granada y Sevilla, pero al final les resultó imposible por la disponibilidad y precios de los hoteles y pisos, dejando a un lado Sevilla.

La ciudad de la Alhambra les espera a partir del sábado. De momento se han quedado impresionados con la Semana Santa cordobesa. «Esperábamos mucha gente, pero no un ambiente hasta este punto», indican. «Tampoco sabíamos que había tanta profesionalidad en las bandas musicales que van con los pasos, eso nos ha llamado mucho la atención porque esperábamos más un acompañamiento de tambores y poco más». Todos se muestran encantados con la gastronomía típica, de la que les falta el rabo de toro, que toca hoy.

«Ayer fue el día del salmorejo, el flamenquín y las berenjenas». Su primera vez en la ciudad les deja el suficiente buen sabor de boca para volver a verla con más tranquilidad, especialmente la Mezquita, que también les ha sorprendido por su tamaño.

En la plaza de Don Gome, frente a la puerta del Palacio de Viana, Eladio Ramírez y Asunción Hergueta, una pareja madura que viene de Valencia, vuelven a Córdoba después de estar por primera vez en julio del 2019. «Lo vimos todo entonces, incluida Medina Azahara, pero pasando mucho calor queríamos volver en primavera u otoño, y nos cuadró esta Semana Santa».

Como el grupo del principio, ambos se han quedado asombrados por la cantidad de gente que sale a la calle, «y eso que estamos acostumbrados a las fallas». En esta segunda ocasión han podido disfrutar de paseos por la mañana, y procesiones por la tarde: «ya conocíamos la Semana Santa andaluza porque estuvimos en Sevilla hace muchos años, es un espectáculo impresionante».

En la zona del centro, hay un sonido que rivaliza con el del tráfico, el de los ruedines de maletas que van y vienen, unos turistas salen de la ciudad, otros se dirigen hacia su hotel, alojamiento o piso turístico. En algunos puntos puede llegar a ser ensordecedor. Ya en el entorno de la Mezquita, el bullicio es extremo, y pasar por algunas calles se hace difícil. En los muros del monumento, las sillas y andamios para ver la carrera oficial ofrecen un aspecto peculiar y contribuyen, con la pérdida de espacio, a que la aglomeración sea mayor.

Puerta del Puente, el punto clave

Como cocodrilos a la espera de ñus en la emigración anual del Masai Mara al Serengeti, las gitanas del romero jamás lo tuvieron tan fácil como esperar a que caiga la presa en la confluencia del la calle Judería con Cardenal Herrero. Desde la Puerta del Puente, el Puente Romano se observa como una pasarela repleta de personas. Petra y Eduardo, joven pareja de Barcelona, acaban de llegar y se hacen fotos en el Patio de los Naranjos tras ver la Mezquita.

«Sólo estamos una noche, queremos pasarla viendo procesiones, además de probar la gastronomía local». Cerca, Alejandro García y Maite Castro, vienen con su hijo Alejandro, de once años, desde Madrid. En este caso es al contrario, tras ver ayer procesiones y ahora la Mezquita, vuelven a su ciudad tras estar una noche: «hay que estar aquí para entender lo que se vive al paso de las procesiones, nada que ver con la tele».

Y como otros visitantes, vuelven a emplear el mismo calificativo: «impresionante». En la Puerta de Almodóvar, que cuenta ahora con un puesto ambulante de bisutería, cuatro amigas madrileñas se hacen fotos con los estanques de la calle Cairuán de fondo. Ana, Martina y Alba ya conocían Córdoba, y de varias veces. Les faltaba la Semana Santa, que para ellas aún está por empezar: «nuestra idea es ver todas las procesiones que podamos el jueves y el viernes, y por supuesto parándonos a tomar salmorejo».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación